Originales

Año 2012, No.1 .

Editorial

 Estimados lectores: Usted tiene en sus manos el primer número de El Saludeño: un periódico quincenal cuyas pretensiones son rescatar y preservar la cultura identitaria del pueblo de La Salud. Esta es la voz de todos los saludeños: los nacidos, los que han vivido, los que han sufrido, los que han amado, los de adentro y los de afuera, los presentes y los ausentes. Para todo el que guarde en su memoria, incluso el más leve recuerdo ameno de la Villa de Santo Cristo de La Salud, se hace este periódico. Seamos todos, los protagonistas de este proyecto. Contamos con todos los hijos de este pueblo. Desde los más encumbrados intelectuales hasta los más humildes moradores podrán encontrar en sus páginas la oportunidad de expresar sus emociones y pensamientos acerca de la tierra que aman. Andar es el único modo de llegar, como escribía el Apóstol, por eso andemos todos, juntos, para enaltecer con orgullo de saludeños el nombre de nuestra patria chiquita: La Salud.

En vida

 Lento caminar cuando las circunstancias cotidianas pueden brindar un receso dentro del agitado mundillo de Santo Cristo de La Salud. La cordialidad que se vuelve respeto y cortesía. Sonrisas que se entrecruzan, estrechones de manos, bromas improvisadas al calor de esa picaresca que no puede faltarle al cubano. Las calles maltrechas conducen al recinto más querido por usted: la vieja iglesia parroquial. El silencio trocado en armonía, el olor de los siglos lacerando los instintos que cada domingo frente a la pila bautismal se confunde ente sollozos de querubines y artificios de familiares.

Absolutizado en fotografías, bien aventurado por todos, vuelves al sendero cimentado con la primicia de algún citadino enfermo, urgido de tus bondades empíricas que la medicina tradicional se perdió. ¿Podrás plácidamente arrullar el cansancio en tú antiquísima saleta? ¿No habrá un atrevido visitante esperanzado por tu consejo? Tinta primera, que apretada, recorre tus innumerables faenas, casi incontables de quien porta el don de aquellos que llegaron para convertirse en paladines de la humanidad y el buen amor. Nuestros respetos Teodosio Domínguez Duque.

Por Lázaro Ovidio Díaz Estévez

Ovidio Domínguez: 30 años de Teatro Experimental

Transitar recuerdos, colmados de imágenes teatrales con una historia de treinta años, no resulta una experiencia extraña cuando la contraseña para acceder está clara: resistir a la esterilidad creativa y permanecer junto al teatro como un modo de vida. El grupo “Teatro Experimental La Salud” constituye una huella imborrable de las páginas aún no publicadas sobre el teatro saludeño. Su líder insustituible, Ovidio Domínguez, ha conmovido con el montaje de propuestas escénicas que van, entre otros, desde Lorca hasta lo criollo de La Vitrina y Provinciana, también textos de Abelardo Estorino, sin omitir a Onelio Jorge Cardoso, José Martí y las escenificaciones del fusilamiento a los estudiantes de medicina. Como excelente aglutinador de generaciones cautivadas por el teatro, Ovidio celebró este 15 de septiembre no solo tres décadas con quienes han pasado o aún están en Teatro Experimental, sino que también goza del privilegio de ser un hombre aplaudido por la multitud, pues en La Salud está coronado como leyenda.

Al comienzo, aquellos primeros aventureros que ensayaron en su terraza, donde “Mima”, como recuerda a su madre, también cosió los vestuarios, quizás no pensaron que serían realmente absorbidos por la historia de un pueblecito pequeño pero capaz de conmocionar, o como dicen algunos alumnos “dar la talla con buena onda”. En Ovidio, la pedagogía perdió a un maestro por culpa de pensamientos “neandertales” y excluyentes que impidieron su admisión a una escuela pedagógica, pero los saludeños ganaron a un hombre consagrado a la creación escénica en un pueblo desfavorecido por muchas razones, excepto por la candidez de su gente. Ahora que la moda intelectual insiste en el trabajo comunitario y en ocasiones califica así a cualquier cosa, alguien debería bajar de su burbuja enajenante para descubrir 30 exitosos años de verdadero quehacer comunitario. Teatro Experimental ha resistido el paso del tiempo, las idas y venidas, el adiós sin retorno, la irreverencia insana de quienes deberían y podrían situarlo en un sitio adecuado de la tradición teatral y la labor comunitaria, al menos a nivel de provincia.

No obstante, muchos de los grandes hombres son aquellos creadores desconocidos por las élites, pero adorados por la gente que todos los días se atreve a sostener sus sueños; personas sin artificios, ostentando el mejor de los status: vivir con los pies en la tierra sin perder la sencillez y ser seducidos por instantes efímeros pero conmovedores, como los gozados con Teatro Experimental.

¿Qué saludeño no se ha visto implicado en las creaciones de esta agrupación? Cualquiera ha puesto un clavo, resolvió madera, tela, regaló cartón o, si no, disfrutó de la puesta en escena. Cada álbum de fotos conservado celosamente por Ovidio guarda un testimonio de su obra. Es posible recorrer el mundo con los bailes y la música de la revista Calidoscopio Musical, reír con los simpáticos guajiros y las pintorescas escenas del costumbrismo cubano, o encontrar creaciones más arriesgadas y contemporáneas. Es todo un ritual la manera en que protege y muestra las fotos, explicando cada detalle, incluso permitiendo identificar a los que hoy tienen la juventud acumulada. Trascender los muros que limitan, cercenan o neutralizan la renovación es un hábito de Experimental, donde confluye la aproximación hacia nuevas tendencias, mientras su director también rememora los tiempos del Teatro Martí y aquellas grandes figuras con interpretaciones impresionantes. Son décadas pasadas cuyos recuerdos nunca matan; ese sabor es el que propone y hacia donde convida a sus discípulos durante el acto creativo.

El espacio de la “Galería Américo Cruz” se ha tornado madriguera de su adicción teatral, sitio para liberar cuanto puede en la intimidad provocadora del proceso de montaje. Los textos, el movimiento, la concurrencia de los actores, hacen del ensayo una lujosa convivencia de sensaciones estimulantes, convirtiendo a todos en protagonistas de nuevos sucesos comunitarios: los estrenos de Ovidio.

Ser saludeño es casi un modo de vida, una conducta peculiar y hasta un reto para existir. Contar con Ovidio en este pueblo, estrechar su mano, aplaudir al Teatro Experimental, ensancha aún más nuestro ego popular, duela a quien duela y pese donde pese. Para comprender la grandeza de estos treinta años de creación experimental es necesario ser saludeños, lo cual constituye un privilegio concedido únicamente si se nace en este pueblo, alguna vez abarrotado de maní. Los aplausos, este domingo 16 de septiembre, estremecerán las paredes del otrora centro obrero, seguramente marcando otro momento increíble para nuestra historia comunitaria.

Por: Yuslier L. Saavedra

Las tres “B”

Estimado lector, ante todo nos gustaría y creemos necesario dar una breve explicación del objetivo de la sección que le presentamos, considerando que será del agrado e interés de gran parte de la población saludeña y por qué no, también de pobladores de zonas aledañas.

En esta sección: Las tres “B” (Bueno, Bonito y Barato) como su nombre lo indica, usted tendrá la oportunidad de dar publicidad o simplemente dar a conocer su negocio, la venta de su casa, una permuta, etc. Sólo para que tengan una idea, imagínense algo así como: “Si te quieres por el pico divertir ven y compra un cucurucho de maní”.

Usted por supuesto, tendrá la posibilidad de probar su creatividad y sugerir el comentario que más  guste.

Para mayor información, llame al 48463, los lunes, jueves o sábados en el horario de 7:00 a 8:00 pm. ¡Vamos, llame ya!

Por Daivis Pérez Rodríguez

Bailando en casa del trompo

 El pasado 30 de agosto, La Salud se vio agasajada en la voz de uno de sus hijos y principales exponentes musicales, Yuniel Zaragoza, quien junto al bejucaleño Yan Barnat, ambos integrantes del Dúo Sin Fronteras, arrasaron con los premios del festival de interpretación Elige tú qué canto yo, en los otrora lejanos y recientemente arrimados predios güineros. Al ganado por segundo año consecutivo, el Premio de la UNEAC, añadieron el Tercer Premio del Jurado y, en mi opinión, el más importante de todos los que se disputaban: el Gran Premio de la Popularidad, demostrando que su música ya trasciende las fronteras locales para tornarse del agrado de todos los que los escuchan, que suman miles. No importó lo aplastante de un teatro lleno de hijos del Mayabeque, predispuestos a apoyar a sus artistas locales, mayoría en el evento. Pretendieron bailar en casa del trompo y resultaron ser campeones en la danza de sonidos multicolores. Su carisma y talento, probados cientos de veces ante las disímiles adversidades que rodean a los artistas comenzantes, se impusieron. Esta vez fue “Nombre de mujer” (más conocido como Ofelia), el trascendental tema de Los Zafiros, el escogido, con un bellísimo arreglo del también saludeño Daneth Espinosa. En espera de romper las escurridizas barreras del profesionalismo y continuar experimentando nuevos géneros del agrado popular, el Dúo Sin Fronteras es reconocido y querido por su pueblo, quien les desea éxitos y que sigan cultivando la flor que han sembrado en cada uno de nuestros corazones.

Por: Adrián Hernández Cruz

A la tumba de un poeta

El día hablaba sol, pero crucé en frío la reja, en un banco junto al se pulcro, busque en el libro* la foto joven. Le hablé al retrato viejo. Los cementerios se tragan los sonidos apenas nacidos. Fui callando en la lectura tantas anécdotas de casi vivir en versos. ¿Me escuchaba el rey de los pensamientos? No lo sé. Una lagartija corrió en espanto de hojas secas. Reí. Los poetas no conocen el silencio de la fría losa, renacen en la voz leída del pueblo.

… Quisiera que mis canciones
A todas partes llegaran
Y al mismo tiempo llevaran
Sorpresas y bendiciones…
-¡Que placer conocerle Patricio!

* Fermín Carlos Díaz: Patricio Lastra: El rey de los pensamientos. Edito rial Unicornio, 2007.

Por Anaika Barrios Enríquez

Del pitirre y de la abeja

Espacio de la décima saludeña.

 En este primer número publicamos dos décimas enviadas por el saludeño José Miguel Pérez Porvén dedicadas a tres de nuestros decimistas más conocidos.

Salud de Félix León
Un derroche de cultura
Sobresale la figura
También de Manuel Colón
Poetas que en su intención
Cada verso fue un estreno
Porque a cada hijo bueno
Que dio esta comunidad
Hay que agregar sin maldad
La palabra de Careno.
En derroche verdadero
Como mirando al pasado
Veo a Félix recostado
Al andén del paradero
A Colón con su sombrero
Lo miro tras su quincalla
Su andar esbelto, una raya
De honor tras una sonrisa
Jesús Careno es la brisa
Que un niño siente en la playa.

* Último verso de la segunda dé cima correspondiente a la serie El pitirre y la abeja de Patricio Lastra. 

Tinta con filo

Imagen optimizada

Por: Maykel Hernández Colón

Un trago de ron con un toque de limón

Seguramente ante la combinación de este coctel nos viene a la mente un ron Collins, un mojito cubano o simplemente un daiquirí. No es así, ni tampoco una fiesta popular, ni asiento taciturno de un piano bar, celebración familiar o reunión de amigos. Entre un portal residencial y una consulta estaba oculta una lucha incansable contra la guadaña. La ocurrencia popular, lo chabacano, el mal humor, el buen trato y su gran humanismo, caracterizaba al Doctor Vicente Iglesias. Querido por el pueblo saludeño y sintiéndose tan de su terruño, fue incapaz de cobrarle un solo centavo a los que no podían hacerlo. Iglesias, como todos le llamaban, carecía de autosuficiencia y egocentrismo, pues no permitía a muchos pobladores escucharle la palabra doctor. Quizás algunos de ustedes, los más antiguos lectores, hagan un sí con la cabeza y los más jóvenes como yo, que tuve el placer de conocerlo de niña, no pudimos vivir las historias de él. Era un hombre de pueblo sin quitarle su status de vida. Curaba, jodía, operaba, peleaba, decía malas palabras. Muchas veces esas cualidades lo dejaban ser mejor médico. Iglesias miraba ya sus libros con ojos de ausencia, con mirada nostálgica de tiempos pasados y se preguntaba dónde estaban los lectores. Frunció el entrecejo, resopló y una telaraña salió volando a través de una persiana ya rota. Por fin se decidió a ofrecer aquellos materiales llenos de polvo por la edad, sin sentirse desplazado de la calidad intelectual que lo estimulaba. Un tanto sorprendido ante tal visión descubrió un escalón para ver que existía un discípulo más allá de las paredes de su interior, las que fueron testigos de aquella consulta donde entregó en sus manos toda su bibliografía a un saludeño ausente, un servidor público que se preparaba para seguir sus huellas: el doctor cirujano Raúl Perez, novísimo estudiante en ese entonces. Al fin la diminuta biblioteca sonrió y se pavoneó con aire de suficiencia, pues Iglesias sabía cuánta voluntad y seguridad se imponía. Confió que sus paredes desaliñadas por el tiempo cobraban esplendor y volverían a tomar su esencia cuando a un solo saludeño o simplemente al Doctor Vicente Iglesias ante su lecho de muerte dijo con modo imperativo: “ese es el único médico que me puede tocar. Raulito, como muchos le llamaban porque la modestia no le permitía escuchar la palabra doctor, vivió en carne propia lo espiritual, lo maravilloso, lo amargo, lo lógico y lo humano de Iglesias. No se equivocó, fue la combinación de la amalgama perfecta cuando en esa mágica realidad el estudiante hablando de la gripe y el Doctor Vicente Iglesias le contestó: “eso se quita con un trago de ron y un toque de limón...”

Por: Isbel Pérez

“Insunsa, sus 40 años”

 El pasado 25 de agosto, se inauguró la exposición “Insunsa, sus 40 años” en la Galería Américo Cruz. Participaron los miembros del grupo que antaño se reunían para debatir en torno a una calurosa conversación problemática relativa al arte, allá por el lejano 1972. Contadas por tres de sus participantes, José Ramón Llanes Pensado, Leonardo Lorenzo y Orlando Lam Marimón, revivieron esas historias de frescura juvenil, pasión y respeto por el arte como algo sublime del espíritu humano. Rememoraron la fundación del Salón Pueblo y Cultura, con su fuerza de convocatoria y eufórica revelación de las corrientes más fuertes y sólidas del arte nacional del momento. Humberto Alonso y Jorge Báez no estuvieron presentes, solo en sus obras; al igual que dos retratos de Américo Cruz, formidables representantes de la obra antecesora de aquel grupo. La exposición cuenta con una pobre representación de las obras personales, apenas de dos a nueve trabajos por artista, si tenemos en cuenta la seriedad de 40 años de trabajo y el espacio sobrante de la Galería; pero esto no demerita la calidad impecable de las mismas. Los grabados de Lam, los collages de Humberto y Báez, representantes del abstraccionismo, junto a un Leonardo de comienzos figurativos con su precioso cuadro titulado Pareja. El polémico Vela Pensado, de una vasta obra y pujanza en el dibujo, presenta nueve cuadros de los ochenta que conforman su mural titulado Noticias, consagrándose así como el exponente de más fuerza con cuarenta años dedicados al estudio de la imagen en el arte. Para concluir, y a la entrada de la Galería que lleva su nombre, un retrato titulado “Elena”, la obra más bella, sensual, ingenua y libre de academicismos. Figura jamás representada por un pintor saludeño. No podemos dejar de mencionar el debate que se generó luego de la inauguración, lo maravilloso de lo efímero en las conversaciones donde más de uno ardió en patriotismo saludeño y nos dieron ganas de hacer más por nuestra cultura autóctona y genuina, la cual carece de espacios y divulgación.

Por: José Antonio Escalona Sierra

Científicamente hablando

Hola amigos de “Científicamente hablando”. Esta sección pretende llevarles con un lenguaje ameno, los principales avances de la ciencia y la tecnología del momento. El redactor de la misma espera que estas pinceladas científicas logren despertar el ansia de conocer. Para comenzar este primer número les traemos una tecnología de purificación de agua muy simple y útil, cuyas características se acomodan perfectamente a nuestro contexto y necesidades. Todos conocemos el mal estado de las redes hidráulicas de La Salud y que en este período lluvioso se hace imprescindible para mantener nuestra salud digestiva procesar el agua con el fin de reducirle la carga de bacterias, virus y parásitos que arrastra. Existen diversos métodos reconocidos para lograr la potabilización del agua como la adición de sustancias químicas, el tratamiento con ozono o luz ultravioleta artificial, la ebullición y algunos tipos de filtración. Estos se ven limitados debido a los problemas asociados con la confiabilidad, operación, mantenimiento, costos, sabor resultante y particularmente, en el caso de la ebullición, la disponibilidad de fuentes de abastecimiento de combustible. Uno de los métodos más simples y menos costosos de proveer de agua segura para el consumo humano a las comunidades rurales es el uso de la radiación solar para inactivar bacterias y otros patógenos. Este último método se conoce a nivel internacional como SODIS (desinfección solar) y es conocido y utilizado para estos fines desde 1979. Esta tecnología se basa en la acción conjunta de varias longitudes de ondas del espectro incidiendo sobre el agua. ¿Cómo se hace SODIS? Se deben exponer botellas de plástico comunes trasparentes de entre 0.5 a 3 litros (pomos de refresco) durante un período de 6 horas preferiblemente sobre superficies que reflejen la luz. Con este método se logra un 99.9% de remoción bacteriana y viral, incluso formas parasitarias, dato amparado en numerosas investigaciones en todo el mundo sobre el tema. Los días nublados no representan riesgo para la efectividad del método ya que se filtra la suficiente luz para lograr el efecto. Los pomos con el tiempo (alrededor de 3 a 4 meses) van perdiendo la traslucidez por lo que se hace necesario cambiarlos por otros nuevos. Todas las personas pueden utilizar el método SODIS para mejorar la calidad de su agua, sea para tomarla o para otros usos. Para mayor conocimiento puede revisar la página web www.w3.org donde podrá obtener información adicional sobre el tema.

Por: Yasset Pérez Villarreal

El Saludeño. Director: Adrián Hernández Cruz, Administradora: Daivis Pérez Rodríguez, Consejo Editorial: Anaika Barrios Enríquez, Armando Rodríguez Hernández, Isbel Pérez Regalado, José Antonio Escalona Sierra, Lázaro Ovidio Díaz Estévez, Maykel Hernández Colón, Neivys Piedra Lemes, Yasset Pérez Villarreal, Yosvany Domínguez Rodríguez, Yuslier L. Saavedra.

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